No se trata tan sólo de molestos roedores. Se trata de que suponen un grave peligro para la salud pública. Todos aquellos gerentes de lugares donde se almacena comida o se cocina deben estar atentos e impedir por todos los medios que ratas y ratones entren en contacto con aquellos productos que los humanos van a consumir. Por ello recomendados el control de plagas.
Comportamiento de ratas y ratones
Los humanos no solemos estar acostumbrados a ver a estos roedores en nuestro entorno. Podemos tener la falsa sensación de que este tipo de plagas son cosa del pasado y que el ser humano hace tiempo que les ha puesto coto. Lamentable es sólo eso: una sensación. La realidad es que conviven con el ser humano por cuanto nosotros somos los que les alimentamos de manera inconsciente. Nuestros desechos orgánicos y el almacenamiento de comida suponen para las ratas y ratones su principal fuente de alimento.
En otoño e invierno las ratas y ratones buscan cobijo y comida. Su tendencia es buscar lugares secos y seguros donde la temperatura sea adecuada para construir sus madrigueras. En ellas almacenarán comida y alimentarán a las crías.
La razón por la cual anidan cerca de los humanos es porque solemos disponer de despensas y a los roedores no les gusta recorrer grandes distancias para obtener alimento. Por ello, lo normal es que, a base de pelos y restos de lana y otros tejidos que pueden encontrar en el hábitat de las personas, construyan sus madrigueras en las cercanías de nuestros hogares, dentro de los mismos o en donde se almacene la comida en polígonos y naves industriales.
Su existencia no pasa desapercibida: pelos, excrementos, restos de comida roída, restos de orina etc. son signos claros de su presencia. Por supuesto, su actividad nocturna no tiene por qué ser cien por cien silenciosa. Muchas veces se les oye corretear por las buhardillas, tras los muebles o incluso dentro de los propios armarios y cajones.
Las ratas en su caso son animales cautelosos a la hora de investigar su entorno y buscar comida. Suelen desplazarse dando grandes rodeos hasta llegar a su objetivo de forma que no se expondrán si pueden evitarlo. La red de alcantarillado, las cloacas y los distintos conductos que forman parte de nuestro hábitat son los caminos naturales que escogerán para sus desplazamientos. Una vez hayan encontrado una buena fuente de comida, no pararán de comer hasta hartarse.
Los ratones, por el contrario, son más dados a exponerse y comer mínimas cantidades de alimentos, aunque estos estén esparcidos en distintos lugares de la casa o la despensa.
Las ratas no pueden sobrevivir sin agua cerca y los ratones pueden pasar largas jornadas sin consumir líquido. Especialmente la rata de cloaca está acostumbrada a la humedad y encuentra en las alcantarillas su medio natural para vivir y desplazarse. Nada, corre y escala sin problemas. Por eso, su hábitat es considerablemente más grande que el de los ratones.
Este animal es eminentemente omnívoro con lo que se adapta a cualquier lugar donde se encuentre comida para humanos.
El ciclo de vida de ratas y ratones
La gestación de las ratas oscila entre los 20-22 días. En el momento del alumbramiento, la rata puede engendrar de 5 a 14 crías. Esto puede ocurrir varias veces al año. Dependiendo de la facilidad para encontrar alimento y refugio, la rata puede dar a luz entre 2 y 7 veces. Las ratas suelen vivir entre 3 y 7 años. La madurez sexual la suelen alcanzar entre los dos y tres meses de vida. El ciclo biológico de los roedores en general es corto y su tasa de reproducción es alta. Esto supone un peligro extra para los humanos por la facilidad de que lleguen a ser una verdadera plaga y por tanto un peligro para la salud pública.
En el caso de los ratones, su ciclo de vida es incluso más corto, pero más prolífico. La hembra puede tener entre 25 y 60 crías en un solo año. Desde el apareamiento tan sólo transcurrirán 20 días de media en dar a luz una nueva camada. Además, al tener la capacidad de estar listas para aparearse inmediatamente después de parir, el ritmo de reproducción es imparable. Tengamos en cuenta que cada camada puede constar de entre 5 y 10 crías con lo que, dada la corta duración del ciclo reproductivo, una generación verá a sus descendientes tener varias camadas antes del final de sus vidas.
Cualquier roedor supone un peligro en el ámbito doméstico por más que el cine para niños nos intente hacer ver que se trata de animales simpáticos e inofensivos.
En el mundo real ocurre que en cuanto percibimos su presencia, nuestro instinto ya nos avisa del peligro pues, aunque no conozcamos en detalle cual es el alcance del daño que pueden provocar, la repulsión que nos producen ya nos pone en alerta y nos induce a tomar medidas inmediatas para erradicar su presencia en nuestro entorno.
Enfermedades transmitidas por ratas y ratones
Los roedores son portadores de gran número de bacterias y virus. La peste es la más famosa pero también son vectores de bacterias como la salmonella, la leptospira que puede degenerar en enfermedad de Weil provocando hinchazón de articulaciones, dolor pectoral, dolor de cabeza, vómitos, convulsiones y escupir sangre. Estos síntomas o parecidos los provocan otras bacterias y virus alojados en las ratas y ratones como el hantavirus, Streptobacillus moniliformis, la Francisella tularensis y otras.
Contagiarse es relativamente sencillo. Tener contacto directo con los orines y excrementos o inhalar partículas suspendidas en el aire ya es suficiente como para contagiarse. Por eso, barrer en zonas donde hay presencia de estos elementos ya supone un grave peligro.
Los arañazos o mordeduras son suficientemente peligrosos como para llevar al herido al hospital y es justificativo de recibir vacunas contra la rabia y otras infecciones.
Ante todo, control
Lo importante es no entrar en pánico ante la presencia de ratas y ratones. En Trakta tenemos la experiencia, la tecnología y a los mejores profesionales para liberar cualquier hogar o almacén de este tipo de plagas. No dude en ponerse en contacto con nosotros para acabar con el riesgo de convivir con estos peligrosos roedores.