Con la llegada del calor estival, el riesgo de proliferación de la bacteria Legionella aumenta considerablemente. Las altas temperaturas crean el caldo de cultivo perfecto para este microorganismo, que puede causar legionelosis, una enfermedad respiratoria grave. Para garantizar la seguridad en instalaciones y proteger la salud pública, es fundamental adoptar una serie de medidas preventivas. En este artículo, desgranamos las cuestiones clave a tener en cuenta.

¿Por qué el verano es una estación crítica?

El verano reúne las condiciones idóneas para el crecimiento y multiplicación de la Legionella. La bacteria prolifera en ambientes acuáticos a temperaturas que oscilan entre los 20°C y los 45°C, siendo su rango óptimo entre 35°C y 37°C. Durante la época estival, muchas instalaciones de riesgo, como las torres de refrigeración o los sistemas de agua caliente sanitaria, alcanzan fácilmente estas temperaturas.

Además, el mayor uso de sistemas de climatización, piscinas, spas y fuentes ornamentales incrementa la probabilidad de que se generen aerosoles de agua contaminada, que son la vía de transmisión de la bacteria al ser inhalados.

Factores de riesgo que debemos vigilar

Existen varios factores que favorecen la aparición y concentración de Legionella en los sistemas de agua. Identificarlos es el primer paso para una prevención eficaz:

  • Temperatura del agua. Como se ha mencionado, es el factor más determinante.
  • Estancamiento del agua. Las zonas con poco o nulo movimiento de agua, como depósitos, tuberías con bajo uso o finales de red, son puntos críticos para la formación de biocapa (biofilm), una película de microorganismos donde la Legionella se protege y multiplica.
  • Acumulación de nutrientes. La presencia de lodos, óxido, amebas y otra materia orgánica sirve de alimento para la bacteria, favoreciendo su desarrollo.
  • Estado de las instalaciones. La corrosión y las incrustaciones en tuberías y equipos crean un nicho ecológico perfecto para el anidamiento y crecimiento de la bacteria.

Medidas preventivas en instalaciones clave

Cada tipo de instalación requiere un mantenimiento específico, pero todas comparten el objetivo de mantener el agua en condiciones que dificulten la vida de la Legionella.

  • Torres de refrigeración y condensadores evaporativos. Son consideradas instalaciones de alto riesgo. Es crucial mantener un tratamiento biocida continuo y adecuado, realizar limpiezas y desinfecciones periódicas, y controlar la calidad físico-química y microbiológica del agua.
  • Sistemas de agua caliente sanitaria (ACS). Se debe garantizar que la temperatura en los acumuladores se mantenga por encima de los 60°C. Además, en los puntos más alejados del circuito, el agua debe llegar a una temperatura mínima de 50°C. Es vital purgar semanalmente los grifos y duchas de habitaciones o zonas con poco uso para evitar estancamientos.
  • Piscinas, spas y jacuzzis. Es fundamental un control riguroso y continuo de los niveles de desinfectante (como el cloro) y del pH del agua. La limpieza de filtros y la recirculación constante del agua son igualmente importantes.
  • Fuentes ornamentales y sistemas de riego por aspersión. Estas instalaciones deben tener sistemas de filtración y desinfección adecuados. Se recomienda evitar el estancamiento del agua y realizar limpiezas periódicas del circuito.

El plan de prevención y control de legionella (PPCL). Tu hoja de ruta

La legislación española, a través del Real Decreto 487/2022, establece la obligatoriedad para los titulares de instalaciones de riesgo de disponer de un Plan de Prevención y Control de Legionella (PPCL). Este plan debe ser específico para cada instalación y contener, como mínimo:

  • Un diagnóstico inicial y un esquema detallado de la instalación.
  • Un programa de mantenimiento y revisión de todas las partes de la instalación.
  • Un programa de tratamiento del agua.
  • Un programa de muestreo y análisis del agua.
  • Un registro detallado de todas las actuaciones realizadas.

Contar con una empresa especializada como Trakta.es garantiza la correcta elaboración e implantación de este plan, asegurando el cumplimiento normativo y, lo más importante, la seguridad de las personas.

La formación del personal. Un pilar fundamental

De nada sirve tener el mejor plan de prevención si el personal encargado de su ejecución no cuenta con la formación adecuada. Es imprescindible que los responsables del mantenimiento conozcan los riesgos, los procedimientos a seguir y la importancia de su labor para el control de la Legionella. La capacitación continua es una inversión en seguridad y tranquilidad.

En resumen, la prevención de la Legionella en verano exige una actitud proactiva y un compromiso riguroso con el mantenimiento de las instalaciones. La combinación de un control estricto de la temperatura, la limpieza y desinfección, la correcta gestión del agua y el cumplimiento del marco legal son las mejores herramientas para disfrutar de un verano seguro y libre de riesgos para la salud.

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Sin categoríaLa prevención de la legionella en verano. Cuestiones a tener en cuenta
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