¿Qué es la legionella?
La legionella es el nombre común de la bacteria Legionella. Su vida se desarrolla en aguas estancadas con temperaturas preferiblemente superiores a los 35ºC. Allí donde, además de estas propiedades, el agua contiene materia orgánica, la legionela vivirá en condiciones óptimas.
Este bacilo utiliza el oxígeno para realizar el proceso respiración celular. Se desplaza gracias a un flagelo, un apéndice móvil en forma de látigo.
Por sus implicaciones médicas que afectan a la salud de los humanos, la especie más importante de esta bacteria es la Legionella Pneumophila. Esta es la más destacada de una familia en la que existen 48 especies distintas.
Puede sobrevivir a procesos de cloración (por ejemplo, en piscinas) porque es capaz de introducirse dentro de amebas que son microorganismos, en principio, inofensivos pero resistentes al cloro. El tratamiento químico de agua potable no garantiza su eliminación.
Esta enfermedad se detectó por primera vez en 1976 en Estados Unidos. Fue durante un congreso llamado Convención de la Legión Americana en Filadelfia donde se detectaron los primeros casos. Tras este suceso, se bautizó a esta bacteria con el nombre de Legionella Pneumophila. Se trata de una peculiar infección de los pulmones o neumonía. Cuando infecta al organismo humano, hablamos de la enfermedad del legionario o legionelosis.
Posteriormente, la bacteria que provoca la enfermedad recibió el nombre de Legionella pneumophila y el nombre de la enfermedad se cambió a legionelosis o enfermedad del legionario.
Síntomas: ¿cómo sabes si tienes la legionelosis?
Esta infección pulmonar tiene un periodo de incubación de entre 2 y 10 días. En algunos casos se han reportado periodos de incubación de hasta 16 días.
La legionelosis se transmite sobre todo a través de la inhalación de aerosoles. Las torres de enfriamiento de aire acondicionado suelen ser el foco más común por cuanto condensan agua que puede estar contaminada y luego la difunden en forma de microgotas de vapor.
El hielo también supone un problema. Cualquier contacto con agua contaminada con legionela ya sea liquida o en su forma sólida por congelación puede ser un foco infeccioso.
Lo que no ocurre jamás es la infección por legionelosis de persona a persona.
La legionelosis se diagnostica por cultivo de muestras de esputo o de líquidos de lavado broncoalveolares. Este cultivo toma entre 3 y 5 días para completarse. El hemocultivo no suele dar resultados concluyentes.
La sintomatología inicial suele ser fiebre, pérdida de apetito, dolor de cabeza y malestar general. Se han dado casos en los que el paciente padecía dolor muscular y diarrea.
En los inicios suele aparecer una leve tos y en algunos casos los pacientes presentan flemas que son expectoradas con trazas de sangre.
El espectro de esta enfermedad varía entre tos leve hasta la muerte del paciente provocada por neumonía acompañada por progresiva insuficiencia respiratoria e insuficiencia multiorgánica.
La primera semana de enfermedad es esencial para el paciente. En el transcurso de esta es cuando el desarrollo de la gravedad adopta su progreso más virulento.
Como en otras infecciones pulmonares, las complicaciones más usuales son la insuficiencia respiratoria, conmoción, insuficiencia renal aguda y finalmente, multiorgánica.
Tratamiento: ¿cómo se trata la legionelosis?
Como en muchas infecciones bacterianas el tratamiento suele ser antibiótico. La curación es completa la mayor parte de las veces. El tratamiento ineficaz o un proceso de neumonía grave pueden ocasionar secuelas cerebrales.
Esta es una enfermedad grave que debe ser tratada lo antes posible, aunque su tasa de mortalidad dependerá de múltiples factores. El tratamiento inicial adecuado, el entorno donde ha tenido lugar la infección y las condiciones de salud del paciente previas a la infección son algunos de ellos. En pacientes inmunodeprimidos la legionelosis suele ser más peligrosa.
La prevención es la clave contra la legionella
Para evitar la legionelosis lo más efectivo es aplicar medidas que limiten su proliferación en medios donde interactuamos los humanos con agua no corriente y con aerosoles.
La desinfección de las instalaciones y aparatos, así como la limpieza sistemática junto con medidas térmicas y químicas deben ser aplicadas con regularidad.
De hecho, por el peligro que entraña esta enfermedad para la salud pública, las autoridades suelen responsabilizarse del control de la seguridad en edificaciones y de sistemas de abastecimiento de agua para atajar problemas de proliferación de la legionela.
Se recomiendan medidas tales como la desinfección y limpieza de torres de enfriamiento mediante agentes biocidas. Este tipo de tratamientos deben ser regulares para garantizar su eficacia. En las mismas torres de enfriamiento de los edificios se recomienda la instalación de separadores de gotas para reducir la difusión de aerosoles.
En lugares como piscinas e hidromasajes se recomienda mantener siempre la concentración adecuada de cloro. Pero aparte de esto, se debe limpiar todo el sistema semanalmente.
Los sistemas de agua fría y caliente deben ser tratados con biocidas sobre todo en centro hospitalarios, sanitarios y geriátricos.
El estancamiento en tuberías y depósitos se puede reducir abriendo los grifos menos utilizados una vez a la semana.
A modo de conclusión diremos que a pesar de que no exista ninguna vacuna que hoy día nos permita erradicar esta enfermedad, esta puede ser limitada y controlada de forma eficaz con los tratamientos preventivos y una supervisión efectiva por parte de las autoridades.
Los planes de formación, introducción, aplicación de medidas y posterior seguimiento deben ser implementados con puntual cumplimiento.
Todas las empresas con instalaciones que precisen de refrigeración por aire acondicionado o tengan suministro de agua son susceptibles de padecer algún contratiempo relacionado con la legionela. La autoridad competente debe comprobar regularmente que los controles y tratamientos son debidamente llevados a cabo.
Trakta es una empresa que lleva más de diez años realizando este tipo de controles e implementando programas de mantenimiento para evitar la proliferación de la legionela en todo tipo de instalaciones. Estos programas tienen la ventaja de que mejoran el rendimiento y la conservación de la maquinaria y los conductos de aire. El objetivo es limitar lo máximo posible la proliferación de la Legionella Pneumophila aplicando la normativa higiénico sanitaria marcada por la legislación actual.